El matrimonio de Luis XIV y la infanta María Teresa de Austria, celebrado el 9 de junio de 1660 en San Juan de Luz, sancionó el final del conflicto que había enfrentado a las monarquías francesa y española durante casi veinticinco años. Con él se daba cumplimiento al artículo 33 del tratado suscrito el 7 noviembre del año anterior por Mazarino y Luis de Haro, ministros plenipotenciarios del Rey Cristianísimo y de su Majestad Católica respectivamente, que acordaron este enlace como medio para asegurar que la “paz, y unión, confederación, y buena correspondencia” entre ambas coronas fuera “tanto más firme, durable e indissoluble”.1 Abreu y Bertodano (1751, pp. 114-237, cita p. 139). Este compendio recoge también las capitulaciones matrimoniales (pp. 324-363). Sobre la Paz de los Pirineos véase Domínguez Ortiz (1959). El papel que ambas coronas concedieron a las artes suntuarias durante las negociaciones y en el posterior encuentro de la isla de los Faisanes ha sido analizado por Colomer (2003a). Los términos del tratado de paz, así como los de las capitulaciones matrimoniales rubricadas en la misma jornada, fueron resultado de largas negociaciones que culminaron con el envío a Madrid de una embajada extraordinaria encabezada por Antoine III Gramont, mariscal de Francia y II duque de Gramont, para solicitar de manera oficial la mano de la infanta.2 Sobre la embajada extraordinaria de Gramont en Madrid véanse Gramont (1874, pp. 227-229); Recueil des instructions… (1894, pp. 149-153); Labau (1969, pp. 89-118).
En el presente artículo analizamos diferentes cuestiones referentes a la entrada, recepción y agasajo de la delegación francesa en la corte de Felipe IV, recurriendo para ello al amplio corpus de fuentes textuales que dan noticia de estos acontecimientos. Nuestra atención se centra en el papel concedido a la cultura material en el desarrollo del ceremonial desplegado con motivo de la presencia en Madrid de la embajada extraordinaria enviada por el Rey Cristianísimo; ocupándonos, asimismo, de la función que desempeñó la nobleza cortesana y en particular el X almirante de Castilla, Juan Gaspar Enríquez de Cabrera, VI duque de Medina de Rioseco y gentilhombre de Cámara del rey, a quien se confió el cometido de recibir al mariscal Gramont a su llegada al Alcázar y de conducirle al Salón de los Espejos, escenario del primer encuentro con el monarca. El X almirante, miembro de una ilustre familia de la nobleza castellana, había heredado sus títulos y estados de su padre Juan Alfonso Enríquez de Cabrera, IX almirante de Castilla, personaje decisivo en las primeras décadas del reinado de Felipe IV y uno de los artífices de la victoria de Fuenterrabía (1638), que había ocupado los cargos de consejero de Guerra y Estado, y virrey de Sicilia y Nápoles. En clara oposición con el dilatado historial de servicios a la monarquía del IX almirante, las fuentes destacan el escaso interés que mostró su hijo por las cuestiones de gobierno. Sin ir más lejos, en las memorias del mariscal Gramont se describe al X almirante como un “hombre gallardo y de trato agradable, de bastante ingenio, poco humillado ante los favoritos, pero que se ocupa únicamente de su grandeza, de sus comediantas y de sus placeres, sin preocuparse en absoluto de la guerra, en la que habría podido triunfar si hubiera querido servir”3 Gramont (1716, p. 270). Las memorias de Gramont fueron parcialmente traducidas en García Mercadal (1999, pp. 367-386).. Las noticias que presentamos a continuación sobre el papel asumido por el X almirante durante la embajada de Gramont en Madrid permiten matizar la imagen de hombre alejado de las veleidades cortesanas que proyectó en sus composiciones poéticas, publicadas de manera anónima bajo el título de Fragmentos del Ocio (véanse Ruiz Pérez, 2017Ruiz Pérez, P. (2017) “Fragmentos del Ocio: edición y reescritura en el bajo barroco”. En: A. Bognolo et al. (eds.), Serenísima palabra. Actas del X Congreso de la Asociación Internacional del Siglo de Oro (Venecia, 14-18 de julio de 2014). Venezia: Edizioni Ca’Foscari, pp. 319-328.; Agüero Carnerero, 2019Agüero Carnerero, C. (2019) “La Huerta de los almirantes de Castilla. Fragmentos del ocio nobiliario”. En: L. Sazatornil y A. Urquízar, eds., Arte, ciudad y culturas nobiliarias en España (siglos XV-XIX). Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas, pp. 82-93.), así como en su correspondencia con el marqués de Villagarcía, embajador español en la Serenísima (Bouza, 2009Bouza, F. (2009) “Culturas de élite, cultura de élites. Intencionalidad y estrategias culturales en la lucha política de la aristocracia altomoderna”. En: E. Soria, J. J. Bravo y J. M. Delgado, coords., Las élites en la época moderna: la monarquía española, vol. 1: Nuevas perspectivas. Córdoba: Universidad de Córdoba, pp. 29-46.; De Frutos, 2011De Frutos, L. (2011) Cartas del navegar pintoresco. Correspondencia de pinturas en Venecia. Madrid: Antonio Machado Libros.).
PREPARATIVOS PARA LA EMBAJADA
⌅Durante los meses previos a la llegada de la delegación francesa, que tuvo lugar el 16 octubre de 1659, en Madrid se pusieron a punto los dispositivos de aparato precisos para recibir la embajada extraordinaria del Rey Cristianísimo con el decoro requerido. Algunos de estos preparativos aparecen reflejados en el apéndice a los Avisos de Barrionuevo, que dan noticia de cómo Felipe IV ordenó que estuvieran listos “treinta caballos en que han de entrar corriendo la posta de gala el Duque de Agramont y sus camaradas y seis postillones, para los cuales están prevenidos seis ropones de brocado” (Barrionuevo, 1838 [1654-1664], p. 250Barrionuevo, J. (1838) [1654-1664] Avisos de D. Jerónimo de Barrionuevo (1654-1658) y apéndice anónimo de 1660 a 1664, A. Paz y Meliá, ed., t. 4. Madrid: Imprenta y fundición de M. Tello.). Otro aspecto al que se prestó particular atención fue el acondicionamiento del lugar en el que se hospedaría el embajador francés: “con mucha priesa se limpia y empiedra la calle donde ha de vivir el duque de Agramont, y se le dispone la casa con toda ostentación” (Barrionuevo, 1838 [1654-1664], pp. 245-246Barrionuevo, J. (1838) [1654-1664] Avisos de D. Jerónimo de Barrionuevo (1654-1658) y apéndice anónimo de 1660 a 1664, A. Paz y Meliá, ed., t. 4. Madrid: Imprenta y fundición de M. Tello.). Como era norma en estas ocasiones, la casa elegida, perteneciente al secretario Antonio de la Alossa, se aderezó con tapicerías, alhajas y camas ricas, que se dispusieron no solo en el cuarto del embajador, sino también en las estancias destinadas a los señores de su acompañamiento4 Biblioteca Nacional de España [BNE], Mss/2387, fols. 80r-80v: “[…] fue a la possada que de orden de Su Magestad le estaba prevenida en las casas del secretario Antonio de Alossa, adereçada con riquíssimas tapicerías, camas y alajas de grandíssima estimación, no solo en el quarto que [h]a de posar, sino en los quartos que están dispuestos para el resto de todos los señores y cavalleros, sus camaradas”.. Esta delicada tarea recayó en el marqués de Malpica, que en pocos días consiguió reunir cuarenta y cuatro camas con colgaduras de damascos y camelotes; y otra más de particular riqueza, reservada al embajador, que estaba realizada en ébano y plata, con una colgadura de felpa de color nácar y franjas de plata (Relacion de la entrada…, 1659, s. p.Relacion de la entrada, que en la villa de Madrid, Corte y Silla de los Catholicos Reyes de España, hizo el Excelentissimo señor Mariscal Duque de Agramont […] y de la grandeza, y ostentacion con que se hizo este recibimiento, hasta besar la mano a los Reyes nuestros señores: y el combite ostentoso, que el Excelentissimo señor Don Juan Alfonso Henriquez de Cabrera, Almirante de Castilla, hizo al dicho Mariscal, y los Monsiures sus camaradas. (1659) Sevilla: Juan Gómez de Blas.). Si bien, la muestra más notable de los esfuerzos realizados para recibir a la delegación francesa es la campaña que se llevó a cabo en Salón de los Espejos bajo la dirección del aposentador de Palacio, Diego Velázquez, quien confió a los pintores boloñeses Mitelli y Colonna, ayudados por Carreño de Miranda y Rizi, la realización un ciclo de frescos dedicado a la historia de Pandora5 Esta empresa decorativa ha sido estudiada por García Cueto (2005, pp. 118-146). Véanse también Martínez (2008 [c. 1673], pp. 125-126 y 262) y Palomino (1724, pp. 344-345).. De este modo el programa iconográfico de la estancia, uno de los espacios con mayor carga simbólica y representativa del Alcázar madrileño, se redefinió adecuándolo a la función clave que tendría en la recepción del embajador extraordinario del Rey Cristianísimo6 El significado del ciclo ha sido analizado en los trabajos de Orso (1986, pp. 68-69 y 104-107) y de Aterido y Pereda (2004).. El celo puesto en la preparación del aparato decorativo tuvo el resultado esperado, y así lo testimonian las fuentes francesas, que elogian la belleza y calidad de las pinturas y tapices dispuestos en esta sala, escenario de la primera audiencia con el monarca español7 Gazette (1660, p. 1100); Lettres… (1745, p. 228). En las memorias de Gramont (1716, pp. 199-200) se elogia el retrato de Carlos V en la Batalla de Mühlberg (Museo Nacional del Prado, P410) pintado por Tiziano que presidía la sala.. El adorno de la estancia no fue lo único que admiró al embajador francés y su acompañamiento, igualmente impresionados por el aire de grandeza y majestad que desprendían los nobles españoles presentes en la ceremonia, entre los que se contaba el X almirante de Castilla (Gramont, 1716, p. 200Gramont, A. de (1716) Memoires du mareschal de Gramont Duc et Pair de France […] Donnez au Public par le Duc de Gramont son fils, Pair de France. Tome Second. Paris: Michel David.; véase Elliot, 1987, pp. 11-13Elliot, J. H. (1987) “The court of the Spanish Habsburgs: a peculiar institution?”. En: P. Mack y M. C. Jacob, eds., Politics and Culture in Early Modern Europe. Essays in Honour of H. G. Koenigsberger. Cambridge: Cambridge University Press, pp. 5-24.).
Por su parte Gramont también dispuso con antelación “todo lo necesario para dotar de esplendor una embajada de tanta importancia”8 Gazette (1660, p. 951): “De Bayonne, le 16 Septembre 1659. […] [le Mareschal Duc de Grammont] ayant desja fair apprester tout les choses nécessaires pour donner plus d’esclat a une Ambassade de cette conséquence”.. Las memorias del mariscal, publicadas años más tarde por su hijo Antoine Charles IV de Gramont, reflejan su inquietud por representar con dignidad al Rey Cristianísimo en una corte orgullosa y soberbia como la española, “que se cree superior a todas las demás”9 Gramont (1716, pp. 186-187): “Le Maréchal lui representa qu’il croyoit d’un grand préjudice à la dignitè du Roy, si après une si longue guerre, un Ambassadeur qui alloit pour le marier, paroissoit à Madrid pour annoncer la paix, & demander l’Infante, sans train, livrée ni suite, & qu’il y avoit de la difference entre faire la chose avec la magnificence requise en cas pareil (puisque le terms ne le permetoit pas) ou de paroître ridiculement dans una Cour orgueilleuse & superbe, qui se croyoit au dessus de toutes les autres”.. Tras asistir a las conferencias mantenidas por Mazarino y Luis de Haro en San Juan de Luz, el 8 de septiembre Gramont regresó a la villa de Bayona, de la que era gobernador, para iniciar los preparativos de su viaje (Gazette, 1660, p. 927Gazette (1660) Recüeil des gazettes novvelles ordinaires et extraordinaires, relations et recits des choses avenves tant en ce royavme qu’ailleurs, pendant l’année mil six cent cinquanteneuf. Paris: Du Bureau d’Adress, aux Galleries du Louvre.). El 27 de ese mismo mes partió rumbo a Madrid con un nutrido acompañamiento (Gazette, 1660, p. 999Gazette (1660) Recüeil des gazettes novvelles ordinaires et extraordinaires, relations et recits des choses avenves tant en ce royavme qu’ailleurs, pendant l’année mil six cent cinquanteneuf. Paris: Du Bureau d’Adress, aux Galleries du Louvre.). La comitiva pasó por San Juan de Luz, Irún (3 de octubre), Tolosa, Oñate (4 de octubre), Vitoria (5 de octubre), Miranda de Ebro (6 de octubre), Ameyugo, Pancorbo, Briviesca (7 de octubre), Burgos (8 y 9 de octubre), Lerma (10 de octubre), Aranda (11 de octubre), Bosequillas (12 de octubre), Buitrago (13 de octubre) y San Agustín (14 de octubre) hasta alcanzar Alcobendas (15 de octubre), a donde acudieron don Cristóbal de Gaviria, conductor de embajadores, y el marqués de Malpica10 Sobre el viaje de Gramont a Madrid véanse Gazette (1660, pp. 1020-1021, 1046, 1077 y 1084-1087); Bertaut (1669, pp. 19-23).. Finalmente, el jueves 16 de octubre pasaron a la aldea de Maudes y allí prepararon lo necesario (vestimentas, libreas, monturas, etc.) para en su entrada en la corte (Gazette, 1660, p. 1096Gazette (1660) Recüeil des gazettes novvelles ordinaires et extraordinaires, relations et recits des choses avenves tant en ce royavme qu’ailleurs, pendant l’année mil six cent cinquanteneuf. Paris: Du Bureau d’Adress, aux Galleries du Louvre.; Gramont, 1716, pp. 192-193Gramont, A. de (1716) Memoires du mareschal de Gramont Duc et Pair de France […] Donnez au Public par le Duc de Gramont son fils, Pair de France. Tome Second. Paris: Michel David.; Lettres…, 1745, p. 223Lettres du cardinal Mazarin. Où l’on voit le secret de la Négociation de la Paix des Pirenées. Et la Relation des Conférences qu’il a eues pour ce sujet avec D. Louis de Haro, Ministre d’Espagne. (1745) Tome II. Amsterdam: Zacharie Chastelain.).
Mientras tanto en Madrid, anticipándose a la llegada de la embajada, celebraron la paz con la representación en palacio de una comedia en la que las monarquías francesa y española, simbolizadas por los ríos Sena y Manzanares, lograban el consenso gracias a la intervención de las ninfas y de Mercurio, mensajero de los dioses, fundiéndose todos en un concierto de alabanzas a los soberanos de ambas coronas (Gazette, 1660, p. 1069Gazette (1660) Recüeil des gazettes novvelles ordinaires et extraordinaires, relations et recits des choses avenves tant en ce royavme qu’ailleurs, pendant l’année mil six cent cinquanteneuf. Paris: Du Bureau d’Adress, aux Galleries du Louvre.). Las noticias sobre los preparativos llegaron hasta San Juan de Luz, y en una de las conferencias Luis de Haro transmitió a Mazarino que el encargado de recibir a Gramont sería el X almirante de Castilla, uno de los más grandes señores de la corte (Lettres…, 1745, pp. 143-144Lettres du cardinal Mazarin. Où l’on voit le secret de la Négociation de la Paix des Pirenées. Et la Relation des Conférences qu’il a eues pour ce sujet avec D. Louis de Haro, Ministre d’Espagne. (1745) Tome II. Amsterdam: Zacharie Chastelain.).
ENTRADA Y RECEPCIÓN DEL DUQUE DE GRAMONT EN MADRID
⌅Aquí he hallado de nuevo al duque de Agramont, embaxador de Francia que, como habrá entendido Vuestra Excelencia, viene a la ceremonia de pedir a la Señora Infanta, y haviendo llegado a mis manos esse juguete de la descripción de la entrada del embaxador, que fue el jueves pasado 16 deste, he querido entretener a Vuestra Excelencia con él, que ha parecido muy cortesano11 Archivo Histórico de la Nobleza [AHNOB], Osuna, CT. 18, D. 40 (2)..
Con estas líneas, incluidas en la carta remitida el 21 de octubre de 1659, el capellán Juan de Hurtado de las Cuentas anunciaba al duque de Gandía la llegada a Madrid de la embajada francesa. La misiva no solo refleja la expectación y el interés que despertó este acontecimiento en el entorno cortesano, sino que además es un testimonio elocuente de cómo circulaban las relaciones que perpetuaron la memoria de este tipo de sucesos.
Las descripciones de la recepción del mariscal Gramont en Madrid también se difundieron entre los miembros de la corte parisina12 La Gazette (1660, pp. 1083-1106) recoge dos relaciones del viaje y la recepción del embajador en la corte madrileña impresas por el Bureau d’adresse el 10 y el 13 de noviembre de 1659 respectivamente, a las que se suma la descripción de la embajada incluida en las memorias del mariscal Gramont, publicadas por su hijo (Gramont, 1716, pp. 192-212). Esta última parece tomada de la relación remitida a Mazarino con fecha de 22 de octubre de 1659 (Lettres…, 1745, pp. 223-233; Gramont, 1874, pp. 410-414); si bien en las memorias de Gramont se añaden una serie de apreciaciones -como, por ejemplo, las críticas al banquete ofrecido por el X almirante- que no están presentes en el texto enviado al cardenal. Estas observaciones se deben con toda probabilidad al hijo del mariscal, Antoine Charles IV de Gramont, que le acompañó en la embajada, a quien se atribuye la autoría de las memorias (véanse Gramont, 1874, p. 227; Cioranescu, 1983, pp. 64-65). La noticia del aparato desplegado con motivo de la embajada extraordinaria de Gramont en Madrid llegó también a Italia, como testimonian las relaciones de la entrada del mariscal y del banquete ofrecido por el X almirante impresas en Venecia y Palermo, de las que se conservan ejemplares en The National Art Library-Victoria and Albert Museum (Piot 795 F) y en la Biblioteca Centrale della Regione Siciliana Alberto Bombace (Misc. A. 131. 12). Sobre las relaciones que describen la embajada extraordinaria de Gramont en Madrid véanse Alenda y Mira (1903, pp. 349-352); Jansen (1948, pp. 181-182); Colomer (2003a, pp. 81-82).. Al otro lado de los Pirineos estos textos se leían en una clave diferente: los agasajos a la delegación francesa eran entendidos como muestras de respeto al Rey Cristianísimo y a la corona con la que la monarquía hispánica se disputaba la hegemonía en el escenario europeo. Por este motivo, las relaciones impresas en Francia hacen hincapié en la acogida brindada al mariscal Gramont en las diferentes etapas de su viaje: en Vitoria le recibieron con salvas de artillería; en Miranda del Ebro, Pancorbo, Burgos y Lerma se organizaron festejos taurinos en su honor; y varios canónigos le mostraron las maravillas de la catedral burgalesa (Gazette, 1660, pp. 1084-1087Gazette (1660) Recüeil des gazettes novvelles ordinaires et extraordinaires, relations et recits des choses avenves tant en ce royavme qu’ailleurs, pendant l’année mil six cent cinquanteneuf. Paris: Du Bureau d’Adress, aux Galleries du Louvre.). Esta sucesión de honores culminó con su llegada a Madrid donde, según las crónicas francesas, el embajador extraordinario fue vitoreado por la muchedumbre que se congregó en las calles y los balcones para presenciar el desfile de la delegación hasta el Alcázar (Gazette, 1660, pp. 1098-1099Gazette (1660) Recüeil des gazettes novvelles ordinaires et extraordinaires, relations et recits des choses avenves tant en ce royavme qu’ailleurs, pendant l’année mil six cent cinquanteneuf. Paris: Du Bureau d’Adress, aux Galleries du Louvre.; Gramont, 1716, p. 196Gramont, A. de (1716) Memoires du mareschal de Gramont Duc et Pair de France […] Donnez au Public par le Duc de Gramont son fils, Pair de France. Tome Second. Paris: Michel David.; Lettres…, 1745, p. 226Lettres du cardinal Mazarin. Où l’on voit le secret de la Négociation de la Paix des Pirenées. Et la Relation des Conférences qu’il a eues pour ce sujet avec D. Louis de Haro, Ministre d’Espagne. (1745) Tome II. Amsterdam: Zacharie Chastelain.). Uno de los miembros de la comitiva francesa, el abate François Bertaut, autor de un detallado diario en el que describe su viaje a España, parangonó el recibimiento de Gramont en la corte madrileña con el procurado a la reina Cristina de Suecia en París13 Bertaut (1669, p. 24). La obra fue reeditada por Cassan (Bertaut, 1919) y más tarde traducida al español por García Mercadal (1999, pp. 339-666). El diario de viaje del abate François Bertaut ha sido analizado en los trabajos de Jansen (1948) y Cioranescu (1983, pp. 57-58 y 65-67), que refieren los vínculos de este personaje con España. Su hermana, François Bertaut de Motteville, se hizo eco en sus memorias (Mémoires…, 1855, pp. 167-178) del relato sobre la embajada en Madrid que le remitió el abate. Sobre las memorias de Madame de Motteville y su relación con el cardenal Mazarino véase Dethan (1981, pp. 300-306) . Por su parte, el propio embajador transmitió al cardenal Mazarino las expresiones de alegría y gratitud con las que obsequiaban en la corte española a la delegación que -en palabras del mariscal- les habían traído la paz (Lettres…, 1745, pp. 215-216Lettres du cardinal Mazarin. Où l’on voit le secret de la Négociation de la Paix des Pirenées. Et la Relation des Conférences qu’il a eues pour ce sujet avec D. Louis de Haro, Ministre d’Espagne. (1745) Tome II. Amsterdam: Zacharie Chastelain.). El esplendor de la recepción ofrecida a la embajada extraordinaria también fue reseñado por Mazarino en su correspondencia con Michel Le Tellier (Lettres…, 1745, pp. 156 y 191Lettres du cardinal Mazarin. Où l’on voit le secret de la Négociation de la Paix des Pirenées. Et la Relation des Conférences qu’il a eues pour ce sujet avec D. Louis de Haro, Ministre d’Espagne. (1745) Tome II. Amsterdam: Zacharie Chastelain.), a quien remitió dos relaciones del evento, una impresa y otra realizada por la persona que Luis de Haro había enviado para acompañar a Gramont. El ruego del cardenal a Le Tellier solicitándole que conservara la primera de ellas, por no contar con otro ejemplar, nos habla del valor concedido a este tipo de documentos14 Lettres… (1745, p. 191): “Je finirai cette dépêche par la réception qui a été faite au Maréchal de Gramont, avec tout le plus grand éclat, & le plus de magnificence dont on se soit pu aviser en Espage; je vous en envoye deux relations, l’une imprimée comme les Gazettes que l’on fait en France, & l’autre faite par la personne que M. Dom Louis avoit donée audit Maréchal pour l’accompagner & le faire loger d’ici à Madrid. Vous me ferez plaisir de me garder l’imprimée, parce que je n’en ai pas d’autre”..
Los
textos que dan noticia del ceremonial desplegado con motivo de la
embajada de Gramont en Madrid reflejan el destacado papel que desempeñó
en esta ocasión Juan Gaspar Enríquez de Cabrera, X almirante de
Castilla. Como anunciara Luis de Haro al cardenal Mazarino, Juan Gaspar
fue el encargado de recibir al embajador extraordinario y de asistirle
durante su estancia en la corte (Lettres…, 1745, pp. 143-144Lettres
du cardinal Mazarin. Où l’on voit le secret de la Négociation de la
Paix des Pirenées. Et la Relation des Conférences qu’il a eues pour ce
sujet avec D. Louis de Haro, Ministre d’Espagne. (1745) Tome II. Amsterdam: Zacharie Chastelain.). Las fuentes francesas presentan al almirante como el señor más galante de la corte y destacan su cercanía con el monarca (Gazette, 1660, p. 1089Gazette (1660) Recüeil
des gazettes novvelles ordinaires et extraordinaires, relations et
recits des choses avenves tant en ce royavme qu’ailleurs, pendant
l’année mil six cent cinquanteneuf. Paris: Du Bureau d’Adress, aux Galleries du Louvre.; Bertaut, 1669, pp. 25-26Bertaut, F. (1669) Journal du voyage d’Espagne. Paris: Claude Barbin.);
si bien la más clara exaltación de este hombre del rey aparece en las
dos relaciones firmadas por el dramaturgo granadino Álvaro Cubillo de
Aragón15 En El Diablo Cojuelo, Vélez de Guevara (2018 [1641], tranco IX, pp. 162-163) se refiere a Cubillo de Aragón como secretario de la academia poética
que auspiciaba en Sevilla el conde de la Torre, calificando al “ingenio
granadino” de “excelente cómico y grande versificador, con aquel fuego
andaluz que todos los que nacen en aquel clima tienen”. Para un completo
estudio de la obra de Álvaro Cubillo de Aragón remitimos a los trabajos
de Cotarelo y Mori (1918), Whitaker (1975) y Domínguez Matito (2004) así como a la bibliografía en ellos citada.,
que describen respectivamente la entrada de la delegación francesa en
Madrid, celebrada el jueves 16 de octubre de 1659, y el banquete que
tres días después Juan Gaspar ofreció en su casa16 Cubillo de Aragón (1659a); Cubillo de Aragón (1659b). Sobre estas relaciones véanse McCready y Molinaro (1960); Profeti y Zancanari (1983, pp. 159-162).
En el título de la segunda de ellas se menciona de manera errónea al X
almirante empleando el nombre de su padre Juan Alfonso Enríquez de
Cabrera, IX almirante de Castilla, que había fallecido en 1647. Lo mismo
sucede en el encabezamiento de un romance incluido en la obra El enano de las musas, al que nos referiremos a continuación. En él Cubillo de Aragón dice haber dedicado al almirante el poema Cortes del León y el Águila,
donde alude al segundo matrimonio de Felipe IV, celebrado en 1649, lo
que permite deducir que su redacción es posterior a la muerte del IX
almirante.. No era la primera vez que este escritor
rendía su ingenio a la alabanza del almirante, a quien ya había dedicado
un poema incluido en la obra El enano de las musas, publicada en 1654, donde apelaba con desenvoltura a la generosidad del noble
17 Cubillo de Aragón (1654, pp. 89-91). El escritor granadino solicitó de manera directa el mecenazgo del almirante:
Mi muger me pide el manto,
la casa me pide el tercio,
esto, y aquello me aflige,
remediad esto, y aquello.
Que ya del Rey el bolsillo,
tal vez conmigo lo ha hecho,
treinta escudos me dio el Rey
cabales por un Soneto.
No fue la dádiva grande
respeto del Rey, respeto,
de mí, fue casi infinita,
por ser suya, y por ser presto.
La gracia de un Almirante
solicito, y galanteo,
y bolsillo por bolsillo,
al más liberal me atengo.
[…] Que yo de oy más sobre el monte
Parnaso, tomaré un censo
Para vuestras alabanças,
no al quitar sino perpetuo.
. Desconocemos si los versos de Cubillo de Aragón
causaron el efecto deseado, lo cierto es que años después se convirtió
en el cronista más entusiasta del papel desempeñado por Juan Gaspar
durante la embajada del mariscal Gramont en Madrid.
El 16 de octubre de 1659, mientras la delegación francesa realizaba su desfile de ingreso en la corte, recorriendo el Prado de los Recoletos, la calle de Alcalá, la Puerta de Sol, la calle Mayor, la Puerta de Guadalajara, Platería y Santa María, el almirante aguardaba en el Alcázar (BNE, Mss/2387, fols. 2r-v; Cubillo de Aragón, 1659a, s. p.Cubillo de Aragón, A. (1659a) Relacion breve, de la solemnissima entrada que hizo en la Villa de Madrid, Corte y Silla de los Catolicos Reyes de España, el Excelentissimo Señor Duque de Agramont, Embaxador Extraordinario del Christianissimo Rey de Francia, Luis Dezimo Quarto, cerca de los felizes casamientos de aquella Magestad, con la Serenissima Infanta Doña Maria Teresa de Austria, y Borbon, hija del Catolico Rey, y de la Esclarecida, y Serenissima Reyna Doña Isabel de Borbon, digna de inmortal memoria Señores nuestros, y a las pazes de las dos Coronas, grandeza de su recibimiento, y acompañamiento. Madrid: Andrés García de la Iglesia.; Relacion de la entrada…, 1659, s. p.; cfr.Relacion de la entrada, que en la villa de Madrid, Corte y Silla de los Catholicos Reyes de España, hizo el Excelentissimo señor Mariscal Duque de Agramont […] y de la grandeza, y ostentacion con que se hizo este recibimiento, hasta besar la mano a los Reyes nuestros señores: y el combite ostentoso, que el Excelentissimo señor Don Juan Alfonso Henriquez de Cabrera, Almirante de Castilla, hizo al dicho Mariscal, y los Monsiures sus camaradas. (1659) Sevilla: Juan Gómez de Blas. Gazette, 1660, pp. 1077, 1088-1089 y 1098-1099Gazette (1660) Recüeil des gazettes novvelles ordinaires et extraordinaires, relations et recits des choses avenves tant en ce royavme qu’ailleurs, pendant l’année mil six cent cinquanteneuf. Paris: Du Bureau d’Adress, aux Galleries du Louvre.; Gramont, 1716, pp. 195-197Gramont, A. de (1716) Memoires du mareschal de Gramont Duc et Pair de France […] Donnez au Public par le Duc de Gramont son fils, Pair de France. Tome Second. Paris: Michel David.; Lettres…, 1745, pp. 225-227Lettres du cardinal Mazarin. Où l’on voit le secret de la Négociation de la Paix des Pirenées. Et la Relation des Conférences qu’il a eues pour ce sujet avec D. Louis de Haro, Ministre d’Espagne. (1745) Tome II. Amsterdam: Zacharie Chastelain.). En su relación del evento, Cubillo de Aragón exalta la magnificencia de la entrada y presenta a Juan Gaspar como “claro explendor de aquella Real sangre, de quien desciende, setimo nieto del valeroso, y nunca bien alabado don Alonso Rey de Castilla, onceno deste nombre”, aludiendo así al vínculo de sangre que unía al linaje de los Enríquez con los reyes castellanos18 Este vínculo se daba por vía ilegítima, algo que no fue inusual en la nobleza española. Los Enríquez, almirantes de Castilla, procedían de un hijo natural de don Fadrique de Castilla, quien a su vez era bastardo del rey Alfonso XI. Véase Soria Mesa (2007, pp. 192-193).. El almirante recibió a Gramont en el zaguán del palacio, acompañado por otros títulos y grandes de España. Desde allí el embajador extraordinario y su acompañamiento tuvieron que abrirse paso entre la multitud que abarrotaba la escalera, una circunstancia que reseñan con estupor los cronistas franceses19 Gazette (1660, pp. 1089 y 1099-1100); Bertaut (1669, pp. 25-26); Gramont (1716, pp. 197-199); Lettres… (1745, pp. 227-228). Véase Hillgarth (2000, pp. 115-116). Entre los señores que recibieron a Gramont se contaban el marqués de Heliche, el conde de Monterrey, el condestable de Castilla, los duques de Alba y de Montalto, el marqués de Aytona, los duques de Sessa, de Terranova y de Medina de las Torres, el marqués de Alcañices, el conde de Aguilar, el duque de Béjar, los marqueses de Leganés y de Santa Cruz, el conde de Fuensalida y el marqués de Velada.. Atravesando varias piezas y galerías en las que -como destaca el abate Bertaut (1669, p. 26)Bertaut, F. (1669) Journal du voyage d’Espagne. Paris: Claude Barbin.- se podían admirar numerosas pinturas y estatuas, el almirante les condujo al saloncillo “dorado de encima [de] la puerta”, que no era otro que el Salón de los Espejos. Gracias a una relación manuscrita conservada en la Biblioteca Nacional (BNE, Mss/2387, fols. 79v-80r) conocemos en qué términos se desarrolló la audiencia del embajador extraordinario del Rey Cristianísimo con el monarca español. Esta descripción anónima pone el acento en la retórica gestual distintiva del ceremonial diplomático y en los objetos que funcionaban como signos visibles del poder:
Estaba Su Magestad arrimado a un bofete debajo del dosel, cuia riqueza, labor, y la de la silla que tenía a su lado es imponderable, con tanta Magestad que solo el verle demonstrara su grandeza.
Entraron el duque [de Gramont] y el Almirante, que igualmente le hizieron dos reverencias. A la primera se quitó Su Magestad el sombrero. A la segunda se apartó el Almirante y dejó al duque que prosiguió haçiendo sus acatamientos hasta los pies de Su Magestad, que le recivió con summo agrado, mandole cubrir y empeçó su oración en que repetidamente se quitó el sombrero muchas vezes.
Concluida la intervención del embajador, pasaron a realizar el besamanos los señores de su acompañamiento. Uno de ellos, el abate Bertaut, ofrece en su diario un contrapunto a la descripción apenas citada y nos proporciona claves para comprender cómo se percibió desde el lado francés el ceremonial desarrollado en el Salón de los Espejos. Al clérigo le impresionó el hieratismo y la imperturbabilidad del monarca español, que no cambió su postura y permaneció prácticamente inmóvil durante toda la función (Bertaut, 1669, p. 27Bertaut, F. (1669) Journal du voyage d’Espagne. Paris: Claude Barbin.; véase Elliot, 1987, p. 13Elliot, J. H. (1987) “The court of the Spanish Habsburgs: a peculiar institution?”. En: P. Mack y M. C. Jacob, eds., Politics and Culture in Early Modern Europe. Essays in Honour of H. G. Koenigsberger. Cambridge: Cambridge University Press, pp. 5-24.). No menos interesante es el paralelo establecido por el abate entre la presencia física de Felipe IV y la imagen que de él se proyectaba a través de la pintura, destacando la similitud de la vestimenta del rey con la que lucía en sus retratos.
Una vez finalizada la audiencia con el monarca, el almirante guio a la comitiva hasta el cuarto donde se encontraban la reina y las infantas María Teresa y Margarita, quienes también recibieron a la delegación francesa bajo un dosel rico situado sobre un estrado, que había sido cubierto con una gran alfombra. Al término de la función, el almirante acompañó a Gramont en el coche que los llevaría hasta las casas del secretario Antonio de Alossa, en las que había de hospedarse el embajador y su acompañamiento (Gazette, 1660, pp. 1091-1092 y 1101-1102Gazette (1660) Recüeil des gazettes novvelles ordinaires et extraordinaires, relations et recits des choses avenves tant en ce royavme qu’ailleurs, pendant l’année mil six cent cinquanteneuf. Paris: Du Bureau d’Adress, aux Galleries du Louvre.; Bertaut, 1669, p. 28Bertaut, F. (1669) Journal du voyage d’Espagne. Paris: Claude Barbin.; Gramont, 1716, pp. 205-206Gramont, A. de (1716) Memoires du mareschal de Gramont Duc et Pair de France […] Donnez au Public par le Duc de Gramont son fils, Pair de France. Tome Second. Paris: Michel David.; Lettres…, 1745, pp. 228-230Lettres du cardinal Mazarin. Où l’on voit le secret de la Négociation de la Paix des Pirenées. Et la Relation des Conférences qu’il a eues pour ce sujet avec D. Louis de Haro, Ministre d’Espagne. (1745) Tome II. Amsterdam: Zacharie Chastelain.).
AGASAJO AL EMBAJADOR: EL BANQUETE DEL X ALMIRANTE DE CASTILLA
⌅El domingo 19 de octubre el X almirante asumió de nuevo un papel protagonista en el desarrollo de la embajada, ejerciendo como anfitrión de Gramont y su acompañamiento. Ese mismo día el embajador y su comitiva asistieron a la misa oficiada en la capilla de palacio, donde se les reservó un espacio privilegiado20 BNE, Mss/2387, fol. 76r. Una relación anónima impresa en Alcalá de Henares destaca que se cedió al mariscal Gramont el puesto que correspondía al embajador residente, en lo que “favor, y merced particular dizen que fue hecha al Duque Embaxador, no siendo ordinario”. Se mandó además “despejar la capilla, para que los cavalleros franceses, camaradas que eran suyos, ocupassen el puesto que está más cercano a su Magestad, y Altezas de nuestra Augustissimas Reynas, y Infantas”.. Tras la liturgia, el almirante ofreció un banquete en honor de la delegación francesa, del que una vez más Cubillo de Aragón dio cumplida cuenta21 El X almirante disponía de dos propiedades en la corte que estaba destinadas a funciones diversas: la situada frente al convento de los Mostenses hacía las veces de residencia oficial; mientras que la Huerta levantada por su abuela, Vittoria Colonna, en el paseo de los Recoletos, servía como casa de recreo (véanse Agüero Carnerero, 2016 y 2019). En esta última el almirante reunió las piezas más destacadas de su sobresaliente colección, y a ella se retiraba para entregarse a su afición por los versos y la pintura. El texto de Cubillo de Aragón (1659b) no especifica cuál de estas dos residencias sirvió de escenario al convite; tampoco lo indican las fuentes francesas que informan sobre el evento. Sabemos, en cambio, que el banquete ofrecido a Gramont no fue el primero que los almirantes de Castilla organizaron con motivo de la estancia en Madrid de una delegación extranjera. En enero de 1638 Juan Alfonso Enríquez de Cabrera, IX almirante, celebró un convite en honor de los embajadores grisones al que acudieron “todos los más grandes y títulos de la Corte”. Como es habitual, las fuentes resaltan el elevado desembolso realizado para dotar de esplendor este evento, con motivo del cual se habilitó una parte del jardín del almirante conectándolo con la pieza grande donde tendría lugar el banquete (Rodríguez Villa, 1886, p. 254). Se dispusieron “tres aparadores riquísimos, uno de piezas de oro, otro de plata, y otro de cristal y vidrios venecianos y búcaros de Portugal”, así como varias colgaduras, entre ellas una recién llegada de Flandes que se estrenó en aquella ocasión. A la copiosa comida le siguieron un concierto, una comedia y una mascarada. El agasajo a los grisones se completó con un regalo consistente en “cien fuentes de varios dulces” (Memorial Histórico Español, 1862, pp. 292 y 300-301).. La relación del convite firmada por el escritor granadino mantiene el tono laudatorio que ya observamos en su descripción de la entrada de Gramont en Madrid, insistiendo de nuevo en los lazos que unían a Juan Gaspar con “la sangre Real de Castilla, como fidelissimo vassallo del Monarca Español; pariente, con los vínculos de vassallo; vassallo, con las prerrogativas de pariente” (Cubillo de Aragón, 1659b, s. p.Cubillo de Aragón, A. (1659b) Relacion del combite, y real banquete, que a imitacion de los Persas hizo en la Corte de España, el Excelentissimo Señor D. Juan Alfonso Enriquez de Cabrera, Almirante de Castilla, al Excelentissimo Señor Monsiur Duque de Agramont, Embaxador Extraordinario del Christianissimo Rey de Francia Luis Dezimoquarto, en la ocasion de venir a pedir para Reyna, y Señora suya, a la Serenissima Infanta D. Maria Teresa de Austria y Borbon, prima hermana de aquella Magestad dos vezes, y muchas bañada en su Real y esclarecida sangre. Madrid: Andrés García de la Iglesia.). Siempre dentro de esta dialéctica cortesana, Cubillo de Aragón presenta el banquete como un servicio más de los muchos prestados por el almirante a la corona22 Cubillo de Aragón (1659b, s. p.): “hirvió [el fuego de amor] en las Reales venas del Almirante, como ya lo ha hecho en tantas, y tan señalas ocasiones del Real servicio, donde ha logrado, y el mundo ha visto al estruendo de las armas, luzidos progressos”., y elogia la abundancia y exquisitez de las viandas que se sirvieron a los más de ochenta comensales, entre los que se contaban no solo el embajador extraordinario y su acompañamiento, sino también un nutrido grupo de titulados españoles:
No quedó caza mayor, ni menor en los sotos, ni paxaro en los ayres, que no se reduxesse a la opulenta mesa […] Aranjuez, y la Bera tributaron frutas; Granada, Valencia, y sus Costas dulçes; San Martin, Zebreros, Esquivias, Lucena, y la Puebla generosos vinos, y excelentes limonadas, a quienes dio titulo de preciosas, oro molido, y potable23 Cubillo de Aragón (1659b, s. p.). Este pasaje aparece también en la Relacion de la entrada… (1659) publicada en Sevilla, que reproduce de manera parcial el texto de Cubillo de Aragón..
También Pedro González de Villalobos cantó las alabanzas de este convite en un poema -continuación del dedicado por el mismo autor a la entrada de Gramont en Madrid- en el que se ensalza al almirante como “el mejor Marte de España / el Adonis de Castilla” que hizo de su casa un Parnaso donde “dulces las musas inspiran / en acordes instrumentos / acentos y melodías”, poniendo de relieve la dimensión sensorial del banquete, que en palabras del poeta sirvió para deleitar el gusto, el oído y la vista (véase el Anexo 2).
No parece, sin embargo, que la delegación francesa admirara en casa del almirante “la limpieza y asseo del agassajo Español” referido por Cubillo de Aragón (1659b, s.p)Cubillo de Aragón, A. (1659b) Relacion del combite, y real banquete, que a imitacion de los Persas hizo en la Corte de España, el Excelentissimo Señor D. Juan Alfonso Enriquez de Cabrera, Almirante de Castilla, al Excelentissimo Señor Monsiur Duque de Agramont, Embaxador Extraordinario del Christianissimo Rey de Francia Luis Dezimoquarto, en la ocasion de venir a pedir para Reyna, y Señora suya, a la Serenissima Infanta D. Maria Teresa de Austria y Borbon, prima hermana de aquella Magestad dos vezes, y muchas bañada en su Real y esclarecida sangre. Madrid: Andrés García de la Iglesia.. Uno de los miembros de la comitiva del embajador, el ya mencionado Bertaut, critica en su diario el sabor demasiado especiado de las viandas servidas en el banquete, que se contaron por centenares, y lamenta que apenas se acompañaran con vinos naturales, maridándose en cambio con todo tipo de licores (Bertaut, 1669, pp. 33-34Bertaut, F. (1669) Journal du voyage d’Espagne. Paris: Claude Barbin.). El uso de especias y la ostentosa copiosidad de comida explican el apelativo dado por Cubillo de Aragón al convite, que según el autor fue realizado “a imitación de los Persas”. González de Villalobos explicita esta idea en los versos donde parangona al almirante con el rey persa que, según relato bíblico, tomó por consorte a Ester. (“Perdió el número la quenta / en la abundancia exçesiba / olbide Absuero sus fiestas / con las que Enríquez publica”). El influjo oriental se dejó sentir, asimismo, en otros aspectos de la recepción de Gramont. Gracias a la contabilidad correspondiente a los gastos realizados para el hospedaje del embajador sabemos que se comisionó a los plateros Pedro de Llanos y Luis de Zabalza la guarnición de veintinueve cubillos de cordobán turco, dieciocho bolsas turcas y dos petacas, una de cordobán turco y la otra de cordobán de ámbar24 Archivo General de Palacio [AGP], Sección Histórica, Embajadas, Felipe IV, caja 43, expediente 3, sin foliar: “Quenta de la platta que an hecho Pedro de Llanos y Luis de Çabalça, platteros, para servicio de el Rey Nuestro Señor y para el ospedaje del duque de Agramont, embajador de Francia, que se espera en este mes de ottubre de 1659”. El expediente aparece citado en el libro de Yetano Laguna (2009, pp. 24 y 363) sobre las relaciones hispanofrancesas tras la firma de la Paz de los Pirineos, si bien no se analiza su contenido.. Las memorias de Gramont, donde se presenta a los españoles como herederos de la galantería de los Abencerrajes, revelan que la mirada francesa estaba marcada por la idealización en clave pintoresca del pasado árabe (Gramont, 1716, p. 194Gramont, A. de (1716) Memoires du mareschal de Gramont Duc et Pair de France […] Donnez au Public par le Duc de Gramont son fils, Pair de France. Tome Second. Paris: Michel David.. Véase Hillgarth, 2000, p. 349Hillgarth, J. N. (2000) The Mirror of Spain, 1500-1700. The Formation of a Myth. Ann Arbor: The University of Michigan Press.). Es probable, por tanto, que la elección del menú para el banquete y el encargo de los objetos apenas citados -algunos de los cuales formaron parte del presente entregado al embajador (véase el Anexo 1)-, respondieran a un deseo de complacer la visión que los franceses proyectaban sobre España. Si bien el empleo de estos elementos para agasajar a Gramont pudo obedecer, asimismo, a la concepción que se tenía del lujo oriental como paradigma de esplendor y magnificencia. El reciente trabajo de Susan Mokhberi (2020)Mokhberi, S. (2020) The Persian Mirror. Reflections of the Safavid Empire in Early Modern France. Oxford: Oxford University Press. ha puesto de manifiesto el destacado lugar que en la cultura y el imaginario francés del siglo XVII ocupó Persia, considerada un centro de cultura y sofisticación comparable con Francia, de modo que las maneras y prácticas refinadas de la corte persa se veían como un reflejo del “savoir vivre” de la corte francesa (Mokhberi, 2020, pp. 5 y 26Mokhberi, S. (2020) The Persian Mirror. Reflections of the Safavid Empire in Early Modern France. Oxford: Oxford University Press.).
Como señalábamos más arriba, el banquete celebrado en casa del almirante no causó la impresión esperada. En las memorias de Gramont (1716, p. 209)Gramont, A. de (1716) Memoires du mareschal de Gramont Duc et Pair de France […] Donnez au Public par le Duc de Gramont son fils, Pair de France. Tome Second. Paris: Michel David. se afirma que “el festín fue soberbio y magnífico a la manera española, es decir, pernicioso”. Además de apuntar varias críticas, coincidentes con las de Bertaut, las líneas dedicadas al convite incluyen un dato significativo: la vajilla empleada en el servicio presentaba las armas del anfitrión. Este detalle evidencia cómo las recepciones de carácter diplomático constituían un escenario idóneo para la promoción de la imagen personal sustentada en la fama del linaje. Ofreciendo un copioso banquete en honor del embajador extraordinario, Juan Gaspar rendía un servicio al monarca español y, al mismo tiempo, hacía gala de su magnificencia y liberalidad, virtudes que en la teoría política y los tratados de nobleza se asociaban a los buenos gobernantes (véase Urquízar Herrera, 2014Urquízar Herrera, A. (2014) “Teoría de la magnificencia y teoría de las señales en el pensamiento nobiliario español del siglo XVI”. Ars Longa, 23, pp. 93-111.); si bien es cierto que el gasto derivado de esta demostración no recayó exclusivamente en su hacienda, pues para compensar el desembolso realizado se le concedió una ayuda de costa de diez mil ducados25 AHNOB, Osuna, C.512, D.7, fol. 42r: “y ansi mismo en 8 de noviembre del año pasado de 1659 por zédula real de Su Magestad se le mandaron dar al dicho almirante 10∂ ducados por una vez por raçón de ayuda de costa por el gasto que yço de orden de Su Majestad en el reçibimiento que yço al duque de Agramon, envajador de Francia”.. El mariscal había desplegado una estrategia similar cuando, poco antes de viajar a Madrid, ejerció como anfitrión del cardenal Mazarino. Los días 22 y 23 julio de 1659, Gramont y su esposa hospedaron en su castillo de Bidache al cardenal, que se dirigía a San Juan de Luz para negociar con Luis de Haro las condiciones del tratado de paz (Gazette, 1660, pp. 726 y 763-774Gazette (1660) Recüeil des gazettes novvelles ordinaires et extraordinaires, relations et recits des choses avenves tant en ce royavme qu’ailleurs, pendant l’année mil six cent cinquanteneuf. Paris: Du Bureau d’Adress, aux Galleries du Louvre.). El duque y la duquesa de Gramont aprovecharon la oportunidad que les brindaba la presencia en su casa de uno de los hombres más poderosos de Francia para hacer ostentación de dos signos visibles distintivos del poder y del estatus de la nobleza: el solar familiar y la fama de los antepasados. Para ello la duquesa se aseguró de que antes de partir Mazarino recorriera las estancias principales del castillo, incluido el pabellón que acababan de levantar, dedicando especial atención a la galería donde colgaban los retratos “de todos los descendientes” del ilustre linaje Gramont26 Gazette (1660, p. 769): “Elle se fit porter en chaise, par tous ses beaux Appartaments, où Elle fut conduite par la Mareschale, & considéra, principalment, une Galerie admirablement bien percée & fort longue, en laquelle son les Portraits de tous les Descendans de cette illustre Maison”.. Resulta llamativo que la estancia destinada al cardenal presentara una cama “con ornamentos de ébano a la española y embellecida con placas de plata bermeja dorada”27 Gazette (1660, p. 765): “[…] l’Appartement destiné à Son Eminence: où le bois de lit estoit de la Chine, avec des ornemens d’ébène à l’Espagnole, & embellis de plaques d’argent vermeil doré”.. No fue la única nota hispana de la recepción: tras el banquete, en el que Mazarino no pudo tomar parte a causa del ataque de gota que le aquejaba, los demás invitados disfrutaron de un concierto de violines y oboes seguido por danzas a la francesa y a la española28 Gazette (1660, p. 769): “A l’issüe d’un si splendide & sumptüeux Disner, afin qu’il ne manquast rien à la bonne chére, il se fit un délicieux Concert de Violons, Hautbois, & autres instruments: &, ensuite, diverses Dansesn à la Françoise & à l’Espagnole, qui plûrent beaucoup à toute la Compagnie”..
En el convite ofrecido por el X almirante también hubo espacio para la música, la danza y la representación teatral que, en palabras del siempre lisonjero Cubillo de Aragón, fueron “pespunte y guarnición de tan solemne fiesta”. Gracias a su relato sabemos que la compañía de Vallejo puso en escena Las aceitunas, con la participación María Quiñones y Antonia Infanta29 Sobre las mencionadas comediantas véase Shergold y Varey (1985, pp. 424 y 475).. El abate Bertaut (1669, p. 34)Bertaut, F. (1669) Journal du voyage d’Espagne. Paris: Claude Barbin. proporciona más detalles, señalando que se sonaron arpas y guitarras y que los intermedios de la comedia fueron amenizados por bailarinas que tocaban las castañuelas. Todo indica que este aspecto de la velada tampoco fue del agrado de la delegación francesa, pues según las memorias del mariscal la música “no valió más que la comida” y la comedia no tuvo “nada de admirable” (Gramont, 1716, p. 209)Gramont, A. de (1716) Memoires du mareschal de Gramont Duc et Pair de France […] Donnez au Public par le Duc de Gramont son fils, Pair de France. Tome Second. Paris: Michel David..
Como colofón a la fiesta, el almirante recurrió a uno de los regalos más frecuentes y apreciados en el ceremonial diplomático, entregando a Gramont dos caballos andaluces30 Relacion de la entrada… (1659, s. p.); Cubillo de Aragón (1659b, s. p.); BNE, Mss/2387, fol. 76v. No era la primera vez que un agente del monarca español obsequiaba a Gramont con monturas. A principios de octubre, Luis de Haro había repartido una docena de caballos entre el mariscal y los restantes señores que acompañaron al cardenal Mazarino a San Juan de Luz. Véase Lettres… (1745, p. 144).. El agasajo al embajador extraordinario comenzó ya antes de su entrada en la corte. Por orden del marqués de Malpica, mayordomo mayor del rey, a su llegada a Alcobendas se obsequió a Gramont con pieles perfumadas, guantes y servicios de plata y porcelana para tomar chocolate31 BNE, Mss/2387, fol. 79v; Bertaut (1669, pp. 22-23): “Despuis que nous fusmes arrivez a Alcobendas, le Roy d’Espagne y envoya D. Christoval de Gaviria, Lieutenant de ses Gardes et Introducteur des ambassadeurs, et un peu aprés un de ses Maistres d’Hostel nommé le Marquis de Malpica, qui luy apporta un present fort galant, de peaux d’Espagne, de gans, de pastilles, de gobelets et autres curiositez”. Las “peaux d’Espagne” (pieles de España) que menciona Bertaut se definen en el Dictionnaire universel de commerce como “peaux bien passées, puis parfumées de différentes odeurs” (Savary des Bruslons, 1748, p. 751).. Los objetos que componían el presente se detallan en la relación que damos a conocer en este trabajo (véase el Anexo 1), conservada entre los papeles de la contabilidad relativa a los gastos para el hospedaje del embajador extraordinario. Las memorias de Gramont destacan que durante su estancia en Madrid los grandes señores de la corte compitieron por realizarle el mejor regalo, donándole las más bellas monturas de sus caballerizas, así como magníficas pinturas, sobre las cuales, por desgracia, el texto no proporciona más información (Gramont, 1716, p. 212Gramont, A. de (1716) Memoires du mareschal de Gramont Duc et Pair de France […] Donnez au Public par le Duc de Gramont son fils, Pair de France. Tome Second. Paris: Michel David.. Véase también BNE, Mss/2387, fol. 76v). En cualquier caso, el regalo más significativo fue el del rey Felipe IV, que por medio de su guardajoyas hizo llegar al embajador extraordinario un trencillo de diamantes (BNE, Mss/2387, fol. 76v; Relacion de la entrada…, 1659, s. p.Relacion de la entrada, que en la villa de Madrid, Corte y Silla de los Catholicos Reyes de España, hizo el Excelentissimo señor Mariscal Duque de Agramont […] y de la grandeza, y ostentacion con que se hizo este recibimiento, hasta besar la mano a los Reyes nuestros señores: y el combite ostentoso, que el Excelentissimo señor Don Juan Alfonso Henriquez de Cabrera, Almirante de Castilla, hizo al dicho Mariscal, y los Monsiures sus camaradas. (1659) Sevilla: Juan Gómez de Blas.; Gazette, 1660, pp. 1094 y 1105-1106Gazette (1660) Recüeil des gazettes novvelles ordinaires et extraordinaires, relations et recits des choses avenves tant en ce royavme qu’ailleurs, pendant l’année mil six cent cinquanteneuf. Paris: Du Bureau d’Adress, aux Galleries du Louvre.; Gramont, 1716, pp. 211-212Gramont, A. de (1716) Memoires du mareschal de Gramont Duc et Pair de France […] Donnez au Public par le Duc de Gramont son fils, Pair de France. Tome Second. Paris: Michel David.; Lettres…, 1745, p. 233Lettres du cardinal Mazarin. Où l’on voit le secret de la Négociation de la Paix des Pirenées. Et la Relation des Conférences qu’il a eues pour ce sujet avec D. Louis de Haro, Ministre d’Espagne. (1745) Tome II. Amsterdam: Zacharie Chastelain.). La entrega tuvo lugar la noche del martes 21 de octubre, tras la asistencia de Gramont a la comedia que se representó en palacio a la luz de seis antorchas sostenidas por grandes candelabros de plata, tal y como relata Bertaut (1669, pp. 35-36)Bertaut, F. (1669) Journal du voyage d’Espagne. Paris: Claude Barbin. en su diario. El abate se divirtió con la obra puesta en escena, que presentaba al arzobispo de Toledo al frente de un ejército, luciendo roquete y muceta, con tahalí, espada, botas y espuelas de militar, para resaltar así la dualidad del personaje. Estos detalles han permitido identificar la pieza representada con La conquista de Orán de Vélez de Guevara, ambientada en la toma de la plaza africana (1509) que impulsó el cardenal Cisneros32 Pellicer (1804, p. 192). De manera errónea, Pellicer identifica como autor de La conquista de Orán a Lope de Vega, que escribió una obra titulada El cerco de Orán, hoy perdida.. Vemos que una vez más el elemento oriental estuvo presente en las celebraciones organizadas para agasajar a la delegación francesa, en este caso a través de una pieza teatral con rasgos característicos de las “comedias de moros”, un subgénero popularizado por Lope de Vega (véase Ortega Robles, 2019Ortega Robles, J. (2019) Las comedias moriscas de Lope de Vega. Estudio sobre un subgénero de las comedias historiales. Cuenca: Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha.). El propio Vélez de Guevara se refirió de manera irónica a esta categoría teatral -en la que se encuadra buena parte de su producción dramática- en unas premáticas satíricas donde, parodiando el decreto de expulsión de los moriscos promulgado en 1609, ordenaba “que las comedias de moros se bauticen dentro de cuarenta días o salgan del reino” (véanse Vélez de Guevara, 2018 [1641], tranco X, p. 177Vélez de Guevara, L. (2018) [1641] El diablo cojuelo, E. Rodríguez Cepeda, ed. Madrid: Cátedra.; Matas Caballero, 2005, pp. 319-320Matas Caballero, J. (2005) “Luis Vélez de Guevara y las comedias de moros”. En: F. B. Pedraza, G. Gómez y R. González, eds., Espacio, tiempo y género en la comedia española. Actas de las II Jornadas de Teatro Clásico, Toledo, 14-16 de noviembre de 2003. Almagro: Universidad de Castilla-La Mancha, pp. 319-340.).
Gramont correspondió a las atenciones recibidas, mostrándose “largo, y difuso con las personas que en ocasiones tales son precisas, y dio muchas cadenas de oro, joyas, y otras cosas de grande estimación” (BNE, Mss/2387, fol. 76v). A don Cristóbal de Gaviria, conductor de embajadores, le regaló una insignia de diamantes con un retrato de Luis XIV realizado en esmalte por Jean Petitot, un artista especializado en la producción de este tipo de objetos, a menudo empleados como presente diplomático (Bertaut, 1669, pp. 36-37Bertaut, F. (1669) Journal du voyage d’Espagne. Paris: Claude Barbin.; Bimbenet-Privat, 2003, p. 87Bimbenet-Privat, M. (2003) “Les pierreries de Louis XIV: objets de collection et instruments politiques”. En: B. Barbiche y Y. M. Bercé, eds., Études sur l’ancienne France offertes en hommage à Michel Antoine. Paris: École des Chartes, pp. 81-96.); y a Diego Velázquez, que había sido su cicerone cuando el 20 de octubre recorrió el Alcázar junto a sus dos hijos, le obsequió con un reloj de oro (Palomino, 1724, pp. 348-349Palomino, A. (1724) El museo pictórico, y escala óptica, t. 2 y 3. Madrid: Viuda de Juan García Infanzón.). El viernes 31 de octubre Gramont inició su viaje de regreso a Francia, no sin antes haber visitado también Aranjuez, El Escorial, el Buen Retiro, El Pardo y la Casa de Campo (Gramont, 1716, pp. 212-215Gramont, A. de (1716) Memoires du mareschal de Gramont Duc et Pair de France […] Donnez au Public par le Duc de Gramont son fils, Pair de France. Tome Second. Paris: Michel David.). Antes de abandonar Madrid, tuvo la oportunidad de conocer las casas de lo más granado de la nobleza cortesana (el almirante de Castilla, el marqués del Carpio, el duque de Medina de las Torres y el conde de Oñate), donde admiró “las excelentíssimas pinturas originales” que colgaban de sus paredes, el ingenio “del dibujo flamenco en sus tapicerías ricas, telas de oro, y costosos brocados, con zenafas”, así como los “hermosos escritorios [que] ostentaban la grandeza de sus dueños” (BNE, Mss/2387, fol. 76r; Palomino, 1724, p. 349Palomino, A. (1724) El museo pictórico, y escala óptica, t. 2 y 3. Madrid: Viuda de Juan García Infanzón.).
CONCLUSIONES
⌅La nobleza cortesana fue un actor clave en el escenario diplomático madrileño durante el reinado de Felipe IV. Los hombres del rey jugaron un papel decisivo en el ceremonial desplegado con motivo de la recepción de agentes y embajadores. Estos eventos brindaban una oportunidad propicia para mostrar y reafirmar la propia posición en la corte; por ello, además de participar en las celebraciones públicas, a menudo los nobles del entorno cortesano ofrecieron fiestas y banquetes en sus residencias para agasajo y solaz de las delegaciones extranjeras. Ejemplo de ello es el X almirante de Castilla, cuyo papel en el desarrollo de la embajada del duque de Gramont -estudiado por primera vez en el presente artículo-, evidencia cómo los titulados aprovechaban estas ocasiones para promocionar su imagen y la de su linaje, y al mismo tiempo incrementar su lista de servicios a la corona, lo que resultaba crucial en la urdimbre de favores que sostenía el sistema cortesano.
El análisis de este tipo episodios se ha revelado como un fértil campo de estudio. Las aportaciones realizadas en este sentido han contribuido a perfilar una visión más amplia y detallada de los complejos mecanismos que regían la diplomacia moderna y de la diversidad de agentes que intervenían en ella, poniendo el foco en fenómenos y actores que no siempre habían sido abordados en profundidad por la historiografía tradicional33 Buena muestra de ello son los volúmenes dirigidos por Cropper (2000); Colomer (2003b); Cassidy-Geiger (2007); Keblusek y Vera Noldus (2011); Carrió-Invernizi (2016); Rudolph y Metzig (2016); Sowerby y Hennings (2017); Biedermann, Gerritsen y Riello (2017).. El presente artículo se inserta en esta línea de trabajo, mostrando -una vez más- la relevancia que tuvo la cultura material en la práctica diplomática. La descripción del obsequio con el que se dio la bienvenida al embajador extraordinario del rey de Francia (véase el Anexo 1), formado en su mayoría por utensilios para preparar y servir chocolate y objetos realizados con materiales procedentes de las Indias, proporciona claves para conocer cuáles eran las pautas del consumo de lujo y cómo este estaba asociado a la exclusividad de lo exótico. A este parámetro responden igualmente la nota oriental del banquete ofrecido por el X almirante “a imitación de los persas” y el empleo de cordobanes turcos en los objetos de uso cotidiano encargados para servicio del embajador.
El estudio de la embajada de Gramont en Madrid y del papel desempeñado por el X almirante ha sido posible gracias a la pluralidad de testimonios textuales (avisos, relaciones, diarios, memorias, composiciones poéticas, documentación de archivo) que se generaron en torno a este episodio, en muchos casos con una clara intención propagandística. El análisis comparado de las fuentes francesas y españolas nos ha permitido evidenciar la disparidad de las versiones difundidas a cada lado de los Pirineos y observar desde diferentes perspectivas un capítulo decisivo en las relaciones de la monarquía hispánica con la corona francesa.